Son
las nueve de la noche cuando Lucas enciende el ordenador para ver si Ana, su
novia, está conectada. Pero como siempre, se equivoca y su novia no está
conectada. Al comprobar que no está, decide apagar el ordenador, pero en ese
instante se conecta Raquel, la mejor amiga de Ana.
-Hola, Raquel.
-Hola, Lucas.
-¿Qué tal?
-Bien, ¿y tú?
-Bien. ¿Sabes algo de
Ana? -pregunta impaciente.
-Sí. He hablado con ella
esta tarde y dice que está bien.
-¿Sabes por qué no me
contesta a los mensajes ni a las llamadas?
-No. No me ha dicho nada
sobre ti, lo siento.
-No pasa nada, no te preocupes
-escribe decepcionado-. ¿Cuándo hables con ella puedes decirle que me llame?
-Claro, se lo diré.
-Gracias. Es que tengo
que decirle algo importante.
-De nada.
-Bueno, te dejo. Adiós.
-Adiós.
Después
de esta conversación, Lucas decide apagar el ordenador e irse a cenar.
Baja las escaleras del
chalet en el que vive, abre la nevera, saca un poco de jamón serrano, una barra
de pan y se hace un bocadillo.
Coge
el bocadillo, una lata de coca-cola, servilletas, un vaso y se sienta en el
sofá del salón mientras ve el telediario.
A
las doce de la noche apaga el televisor, sube a su habitación y se pone el
pijama de invierno que le había regalado su madre el año pasado por navidad. El
pantalón es azul oscuro y la camiseta blanca, con la palabra boy en el centro. Lucas lo odia, pero no
había más remedio que ponérselo, total, tampoco iba a tirarlo.
Desconecta
el iPod del ordenador y se tumba en la cama pensativo con los auriculares
puestos y la música a todo volumen. A sus dieciséis años tiene una novia de la
que no sabe nada de ella desde que se fue de vacaciones de navidad a Francia,
quién se lo iba a decir a él…
Está
preocupado, no sabe el motivo de por qué no responde a sus llamadas ni a sus
mensajes, si ni siquiera han discutido. Parece que, simplemente, no quiere
hablar con él. Sabe que ella está bien, pero lo sabe a través de Raquel, no por
ella misma. Todo esto le parece tan extraño… Necesita contarle que por
problemas económicos debe mudarse de ciudad en breve y conocer su opinión, pero
parece que eso hoy tampoco va a suceder.
Ya casi lo da por misión imposible. El día que le responda las llamadas
o los mensajes será un milagro.
Mientras
Lucas escucha 21 guns de Green Day no
puede evitar que algunos recuerdos lleguen a su mente.
Recuerda
el primer día de instituto. Aquel día que pasó a la clase de 4º de la ESO y
conoció a Ana, su actual novia.
Él
era nuevo en el instituto aquel año, dado que se acababa de mudar a una ciudad
de Madrid, porque cambiaron a su padre de trabajo. No se fijó en Ana hasta que
ella se acercó a él y se presentó.
Ana
era delgada, alta y muy pálida de piel. En sus ojos color miel se podía ver que
era una chica que le gustaba ligar con todos, aunque también se veía que era
una chica sincera. Tal vez, lo único bueno que tenía ella. Pero había algo que
nada más verla le llamó la atención y le gustó. Nunca supo el qué. Tal vez su
sonrisa, porque también parecía sincera.
Aquel
día ella llevaba su pelo rubio suelto y rizado, una camiseta blanca de manga
corta con escote en pico, unos vaqueros negros ajustados y unas manoletinas
negras a juego.
-¡Hola, soy Ana! -exclamó
con una gran sonrisa en la cara cuando estuvo junto a él.
-Hola, soy Lucas -se
presentó él sonriendo.
-Ven -le ordenó-. Voy a
presentarte a mi amiga Raquel.
Ana agarró la mano de
Lucas, sin que él se lo esperara, y, prácticamente, lo arrastró hacía la silla en
la que estaba sentada Raquel.
Raquel
era de la misma altura que Ana, delgada, tenía la piel morena, el pelo corto,
con flequillo hacía un lado y moreno, y ojos azules claros, igual que el agua
del mar.
A
Lucas le dio la impresión de que Raquel era una chica sincera y muy divertida,
pero no tan atrevida como Ana. Que Raquel no fuera tan atrevida le gustaba,
pero en realidad, Ana le gustaba mucho más.
Raquel
llevaba una camiseta azul ajustada, unos pantalones de color negro, también ajustados
y unas Converse azules.
-Rachel, él es Lucas -presentó
Ana a ambos.
-Hola, soy Raquel -saludó
tímidamente.
-Rachel para los amigos -bromeó
Ana.
-Hola, soy Lucas.
-¿Te vienes con nosotras
en el recreo? -preguntó Ana muy interesada en la respuesta, mirándole fijamente
a los ojos.
-Claro -responde
encogiéndose de hombros.
El
siguiente recuerdo que invade su mente fue el día que le pidió salir a Ana. Fue
justo dos semanas después de haberla conocido, mientras estaban dando una
vuelta durante el recreo.
-Ana, ¿puedo hablar contigo
un momento? -preguntó, tocándole el brazo, un poco nervioso por saber la
respuesta.
-Sí, claro. Dime.
-A solas.
-Está bien -asintió-. Damos
una vuelta los dos solos y me dices lo que sea que me tengas que decir.
Se
alejaron de Raquel y Lucas cogió la mano de Ana tímidamente, algo que, al
parecer, no le molestó a ella.
-Te lo tengo que decir,
no aguanto más callándome esto -confesó sonrojándose un poco, aunque ella no le
estaba mirando a la cara, si no a sus manos entrelazadas.
-¿El qué?
-Ana, te quiero -soltó de
golpe, colocándose delante de ella-. Lo que quiero decir es que me gustas…
Ana
no se esperaba que Lucas le fuera a decir eso, y menos en ese momento, por lo
que se quedó sin palabras, aunque había conseguido su objetivo: que Lucas se
enamorara de ella.
-Ana, ¿quieres salir
conmigo? -pregunta tras un largo silencio, temiéndose la peor de las
respuestas.
-¡Claro que quiero!
-gritó muy contenta y lo besó.
La
verdad era que al principio Ana tenía ese objetivo por capricho, también porque
le gusta jugar con las personas, pero después dejó de ser un capricho y,
realmente, él le empezó a gustar. Ella también se había enamorado poco a poco
de ese chico dulce.
Lucas
la rodeó por la cintura, ella puso las manos alrededor de su cuello y se
besaron de nuevo.
-¿Sabes lo que pensé
cuando te vi? -preguntó ella con una sonrisa.
-¿El qué?
-Que ese chico nuevo,
alto, moreno de piel, con el pelo corto y moreno, majo, bromista, cariñoso y de
ojos marrones claros tenía que ser mi novio.
Invadido
por estos y otros recuerdos Lucas sigue preguntándose qué había hecho o dicho
para que ella no le conteste, qué ocurría, por qué se comporta así con él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡No olvides dejar tu comentario!