Coge su teléfono móvil y empieza a
releer sus mensajes con él. Cierra los ojos, suspira y aprieta el teléfono móvil. Por mucho que le
quiera está cansada de decirle las cosas y que al le den igual. Tiene que tomar
una decisión y debe hacerlo ya, por mucho que le cueste...
Abre
los ojos de nuevo y relee su última conversación.
-Estoy
cansada de que me trates así, de repetirte las cosas, lo que me molesta todo el rato. ¿Quién te crees que eres
para tratarte así y faltarme el respeto de esta manera? Porque, te recuerdo, que no eres nadie.
-Lo
siento, solo estaba bromeando. Estás diferente, ya no eres la misma de antes.
-Sí,
mira eso se llama madurar, idiota. Ya sabes que estoy harta de tus bromas. Te pasas todo el día con tus puñeteras bromitas.
-¿Y qué quieres que le haga si soy así?
-Que dejes de comportarte como el idiota que eres y empieces a comportarte como una persona normal.
-¿Y qué quieres que le haga si soy así?
-Que dejes de comportarte como el idiota que eres y empieces a comportarte como una persona normal.
-Pero...
¿Qué? -escribió él, pero no hubo respuesta.
-¿Estás
ahí? ¿No piensas hablarme más? Oye, lo siento... -escribió él unos días
después.
Aprieta
los ojos y empieza a teclear, aunque él no lo entenderá. Ha decidido hacer caso al consejo que le dio su mejor amiga días atrás.
-Se
acabó. Estoy cansada.
Y,
antes de que él tenga tiempo a contestarle, va a su perfil de WhatsApp y
selecciona la opción de bloquear. Le ha bloqueado. No quiere saber nada más de
él, por mucho que le quiera y que él diga que la quiere a ella. No son novios,
pero, aunque sean amigos, los amigos escuchan lo que sus amigos le dicen y
respetan las decisiones de los otros, no se las saltan a la torera como ha
hecho él siempre. Le gusta que las chicas le sigan el juego y no le rechisten nada, pero con ella no le han salido las cosas como esperaba. Ella no es una de esas chicas fáciles que van detrás de él. Ella es diferente.
Su
móvil comienza a vibrar. La está llamando. Cuelga y le da a la opción de
bloquear las llamadas entrantes de ese número. Es una solución radical, pero la
mejor para ella. Se ha cansado de sufrir.